AztecWorld
sábado, octubre 21, 2006
Centros de Ocio.
Hace unos días, con motivo de la inauguración del estadio Nueva Condomina en Murcia, se procedió también a la inauguración de un centro comercial de estos que tienen de todo pero no termina uno muy bien de saber donde. Al menos hasta que se ubica. Y la cosa que el acontecimiento fue todo un evento, puesto que al día siguiente hubo unas retenciones kilométricas en las autovías de acceso a la ciudad.
Los analistas sociales y demás gente de mal vivir dijeron que se había debido fundamentalmente a que a los alicantinos les había dado por ir a ver lo que se cocía en Murcia, y claro, las carreteras de Murcia están pensadas para soportar a los murcianos. Si metes a los murcianos junto a los alicantinos, pues se colapsan.
Y digo yo que no deja de ser curioso cómo nos vamos amoldando al paso de los tiempos, oyes. Ahora resulta que los fines de semana, en lugar de irse al campo o quedarse apoltronado en casa viendo el fútbol o los toros y bebiendo cerveza a mansalva (o pastitas de té en el caso de las féminas, sentadas en corrillo y entregadas al apasionante critiqueo), lo suyo es irse a uno de estos lugares a pegarse el día viendo (que no necesariamente comprando) cosas, comiéndose una salchicha en alguno de los múltiples baretos, etc, etc. Pero todo el santo día. Del amanecer al anochecer.
Vamos, que se dan unas aglomeraciones más I.V.A que luego da gusto ver los parkings. Que esa es otra. Y claro, entre tanta marabunta, pues es difícil no encontrarse con alguna cosa especialmente llamativa.
Por ejemplo, yo tengo un tío que está acostumbrado a que sea la mujer la que conduce. Bueno, pues un buen día fue a hacer la compra él solo, y resulta que el buen hombre va, sale del centro, mete las cosas en el coche y se sienta en el lado del copiloto a esperar que viniese la mujer. Al cabo de un rato, cuando ya empezaba a estar incluso cabreado con ella por lo que tardaba, coge y se da cuenta de que había ido solo.
Yo no estaba en ese momento, pero me imagino que el hartazo de reirse que se tuvo que pegar tuvo que ser de órdago a mayor y me llevo tres.
Pero lo más gracioso de todo son los cubículos para nenes que te ponen en la entrada del centro para que dejes al niño allí y te vayas a rañarla tu solo. O con tu pareja (en los tiempos que corren, no necesariamente de sexo contrario). Algo que no deja de ser una muestra más de que lo de ser padre ha pasado a convertirse en un derecho en lugar de una obligación.
Bueno, inquinas aparte, el hecho curioso es que, lo primero, te encuentras que como a tu nene le vaya mucho el Cola-Cao, no lo puedes dejar. Y es que cogen y te clasifican a los nenes por alturas. No pueden entrar ni los que midan menos de x ni los que midan más de y. Los padres de Pau Gasol, por ejemplo, tuvieron que disponer de bien poquitos fines de semana de asueto (cosa que, por otra parte, es la que manda la lógica).
Pero ya lo más de lo más es que, a fin de cuentas, el cubículo en cuestión puede llegar a convertirse en algo parecido a un paragüero. Así, fíjense que podría darse el caso de que llegasen y se encontrasen con que alguien se ha llevado, sin darse cuenta, o dándosela, a su niño.
Y lo que es peor, también puede pasar que se vuelva uno a casa, suba las cosas, y se de cuenta de que se ha dejado al niño en el centro. Que, visto que lo de tener niños es un derecho, puede pasar perfectamente. El niño es propiedad del padre, exactamente igual que el paraguas, y si uno se deja el paraguas, a ver por qué no va a ser factible que se deja al niño.
Apuesto a que a más de uno le ha pasado ya.
En fin, cosas de la evolución. Como aquello de que ya no te puedes estar a echarles cuatro piropos a las cajeras.
Un Saludo.
Camino iluminado por Huichilobos >> 12:58 p. m. ::
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