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domingo, agosto 30, 2009

Cádiz 1809/1810

[...] "y si la junta central valía poco, los individuos que en Sevilla y después en Cádiz agujerearon, como inquietos y vividores reptiles, sus fundamentos, no ocupan, a pesar de su mucho bullir y de las distintas posturas que tomaron, un lugar visible en la historia. Su pequeñez les hace desaparecer en las perspectivas de lo pasado, y sus nombres sin eco no despiertan admiración ni encono. Pertenecen a ese vulgo que, con ser tan vulgo, ha influído en los destinos del país desde la primera revolución acá; gentezuela sin ideal, que se perdería en las muchedumbres como las gotas de agua en el océano, si la vituperable neutralidad política de los españoles honrados, decentes, entendidos y patriotas, que son los más, no les permitiera actuar en la vida pública, tratando al país como un objeto de su exclusiva pertenencia, que se les ha dado para divertirse."

Benito Pérez Galdós; Episodios Nacionales VI: Gerona. Pág 790 en la edición de la editorial Destino.


Iba a decir que, a juzgar por la opinión de don Benito, las cosas a principio del XIX ya eran como ahora; pero no sería cierto, puesto que no se puede considerar que lo que tenemos provenga de la neutralidad política de la gente, lo cual arroja un escenario aún peor en el XXI del que había en el XIX.

Lo que es innegable es que leyendo ese párrafo, uno no puede por menos que extrapolarlo al presente. ¿O no?.

Camino iluminado por Huichilobos >> 11:43 a. m. :: 1 Recuerdos...

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sábado, agosto 29, 2009

Los costes de papá Estado II

Vuelvo sobre el artículo anterior para añadir, antes de que se me olvide, que cuando anunciaron las subidas de impuestos a las labores del tabaco y del gasoil, me entraba la risa floja cada vez que leía eso de que "supondrán un aumento en la recaudació de 1400 y 1200 M€ anuales, respectivamente". ¿Con qué baremos sacarán las cuentas para llegar a esa conclusión?; ya me gustaría a mi saberlo, ya.

Por otro lado, el mero hecho de que un gobierno llegue a esa conclusión encierra una reflexión importante, puesto que:
a).- Si de verdad se la cree, significa que tenemos un gobierno de zotes.
b).- Si no se la cree, significa que tenemos un gobierno que nos toma a todos por zotes.

Y mucho me temo que va a ser lo segundo; no hay más que ver cómo se anunciaron las medidas:
1.- Subo los impuestos del tabaco para reducir el número de consumidores. Populismo puro y duro.

2.- Subo los impuestos del gas-oil para reducir el consumo y, por lo tanto, las emisiones de CO2. Y es que ha dicho Fidel que le preocupa, y mucho, el cambio climático.

3.- Subo los importes de las sanciones de tráfico para que la gente conduzca de una forma más responsable. Pero, en compensación, aumento el porcentaje de reducción de la sanción, siempre y cuando se pague antes, claro. Más populismo puro y duro.

4.- Subo los impuestos a las rentas más altas para sufragar los costes de las medidas sociales impulsadas para resguardar a las rentas más bajas de los efectos de la crisis. Aprovechamiento vil del popular mito de Robin Hood; y eso que, en teoría, una de las misiones de un gobierno es, precisamente, meter entre rejas a los que se dedican a robar.

Bien es cierto que basta con mirar a latinoamérica para ver que, muertas o moribundas en lo que a popularidad se refiere las antiguas tesis a raíz de la caída del muro de Berlín, el socialismo moderno ha dado por caer en las redes del populismo más burdo y soez. Pero es el caso que basta también con mirar a latinoamérica para darse cuenta de que la fórmula funciona: es posible tratar a la población como si de zotes se tratara y perpetuarse en el poder: poco importa la ruina, siempre y cuando sea una ruina de lo más poético.

Afortunadamente, el hecho de que un gobierno tome por zotes a sus ciudadanos no quiere decir que estos lo sean, y el índice de alfabetización de España, que no tiene parangón con el de Venezuela o el de Bolivia, invita a pensar que así sucede en España, y que es el gobierno el que peca de zote en ese sentido. Lo cual, y eso es lo más extraño del caso, no quiere decir que el asunto vaya a suponerle ningún coste electoral; y este es el meollo de la cuestión.

Porque, claro, impopular es una subida de impuestos, pero lo es en todos los segmentos de la población y, a fin de cuentas, es un pequeño cabreo de hoy que mañana mismo se olvida. Sin embargo, un abaratamiento del despido o una congelación de sueldos de funcionarios son medidas mucho más impopulares en aquellos segmentos de la población más proclives a votar socialista; y, además, afectan directamente al individuo, por lo que no se olvidan tan fácil.

En definitiva, que puede que estemos en la ruina por méritos propios, pero si nos perpetuamos en ella, mucho tendremos que agradecerle a nuestro presi. Lo que, por otro lado, también será por méritos propios.

Camino iluminado por Huichilobos >> 10:25 a. m. :: 0 Recuerdos...

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viernes, agosto 28, 2009

Los costes de papá Estado

Hoy mismo nuestro caro presidente del gobierno ha anunciado la cuarta subida de impuestos en lo que llevamos de crisis. Y una de las cosas que no me entra en la cabeza es por qué hay que tragarse que es una medida contra la crisis cuando es obvio que la finalidad de la misma es la de recaudar más para tratar de tapar el agujero en que ha incurrido el estado a base de despilfarrar peculio del erario público a diestra y a siniestra (algo que, por cierto, ya sucedía cuando las cuentas públicas arrojaban superávits), lo que nada tiene que ver con resolver ninguna crisis aparte de la bancarrota de las arcas públicas.

Pero es que, además, incluso esa mayor recaudación no está ni medio clara. Considera nuestro insigne presidente que una subida de impuestos conlleva una mayor recaudación por parte del estado; regla de tres simple directa: G = PxQ, es decir, ganancia = precio unitario x cantidad de unidades. Ergo si la cantidad de unidades vendidas no varía, un aumento del precio conlleva un aumento de la ganancia. Obvio, si no fuera porque la cantidad depende del precio. Y ojalá y esa fuera la única letra pequeña del contrato.

Por ejemplo: la subida de impuestos a las labores del tabaco. Aparentemente, de todas las subidas de impuestos, es la que menos discusión admite a la hora de valorar el aumento de recaudación que supone, puesto que el fumador, pagano final de la subida, es, además, adicto al bien (o mal) consumido, por lo que no cabe esperar grandes caídas en el consumo y sí una mayor recaudación por efecto de la subida de precio.

Supongamos que antes de la subida de precio, el fumador promedio gastaba al mes 90 € en tabaco. Dentro del conjunto de fumadores, podemos encontrar tres casos posibles:

1.- Aquellos que estaban planteándose dejar de fumar, y a los que la subida de precio supone un incentivo extra para dejarlo. Pongamos que sea el 5% del total de fumadores.

2.- Aquellos para los que la subida de precio supone repercusiones económicas importantes, y o bien reducen el consumo, o bien cambian a una marca más barata, o a un producto sustitutivo más económico como el tabaco de liar. Pongamos que sea el 30% del total de fumadores.

3.- Aquellos para los que la subida de precio no supone grandes repercusiones, y admiten el sobrecoste adicional para seguir fumando la misma marca en la misma cantidad, como es mi caso (el de los que realmente pagan más). Pongamos que sea el 65% del total de fumadores.

Si se aceptan los porcentajes anteriores para las tres franjas, es obvio que, aunque un 5% deja de ingresar dinero en las arcas del estado por este concepto, y un 30% ingreso lo mismo o menos, hay un 65% que ingresa más y, por lo tanto, el estado recauda más.

Pero claro, los salarios no han variado y, de hecho, lo más probable en una situación de crisis es que vayan a la baja. Pongamos que no varían, y que el fumador promedio pasa de gastarse 90€ al mes a gastarse 96, es decir, un sobrecoste de 6€, de los que, pongamos, 3 van a parar a las arcas del estado y 3 a los distintos intermediarios del sector.

Dado que los salarios no han variado, esos 6 € más que gasta cada fumador en fumar, o bien los gasta de menos en otros bienes, o bien los deja de ahorrar. En cualquiera de los dos casos, se produce una disminución del consumo, que hay que añadir a la que se produce en el propio sector por efecto de la subida de los precios. Y la bajada del consumo trae menos recaudación por I.V.A, menos recaudación por I.S, menos recaudación por impuestos directos y, además, más paro y menos recaudación por I.R.P.F.

Lógicamente, desde el mismo momento en que supone más paro, no puede considerarse una medida contra la crisis, sino todo lo contrario. Pero es que, además, teniendo en cuenta todo lo anterior ¿de verdad supone una mayor recaudación para el estado?. Y aunque la suponga, si genera paro, ¿de qué sirve recibirlo por un lado, si me lo tengo que gastar por otro?.

Y mira que les gusta a los socialistas y otros antiliberales eso de subir los impuestos.

Camino iluminado por Huichilobos >> 7:15 p. m. :: 0 Recuerdos...

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