AztecWorld

lunes, diciembre 31, 2007

Propósitos de Año Nuevo

Me acabo de comprar una pala de propulsión a riñón flexionado; una de esas de hacer agujeros; de las de toda la vida, vamos. Es lo que he decidido regalarme a mi mismo para Reyes, y lo he hecho por dos razones, a saber:

En primer lugar, los reyes tienen un cabreo de tres pares de narices porque los camellos, hace ya unos años, decidieron montar un chiringuito por su cuenta y los dejaron tirados para dedicarse al narcotráfico, con lo que ahora tienen que venir en ñus (o ñues, no tengo ni pajolera idea de cómo se escribe); para más Inri (y nunca mejor dicho), desde que se murió el niño Jesús, el bueno de Baltasar, que es el propietario de los ñues (o ñus), se ha vuelto un especulador y les cobra una renta a los otros dos por el usufructo de las mencionadas bestias. Así es que entre eso y mi buen comportamiento a lo largo de 2007, me figuro que para el día 6 recibiré entre una y cinco toneladas de carbón del malo; y, apañado que es uno, me ha dado por pensar que, con una buena pala, tengo un trajecito de fogonero de trenes en el Far West de lo más conseguido para carnavales.

En segundo lugar, porque con tiempo y una caña, quizá pueda cambiar el diseño de la pala por aquello de no tener que pagar la patente ni historias (se me ha ocurrido ponerle el mango triangular; no tiene utilidad alguna, pero embellece que no veas), y dedicarme a vender palas en el tercer mundo; y es que como tractores no se pueden comprar porque ni van a saber conducirlos ni les da el presupuesto para tanto, bien podría ser negocio dedicarse a venderles palas. Aunque seguro, seguro, que luego venía el progre de turno con la cantinela esa de "jo, si son felices con sus costumbres, ¿a qué tienes que venir tu a cambiárselas?". En fin.

De todos modos, como lo primero no me da más que para pasar un buen rato allá por febrero y algo me dice que lo segundo no va a prosperar demasiado, me he propuesto algunas cosillas para hacer por mi mismo que quizá me alegren un poco más la vida. Como todo el mundo y como todos los años, vamos.

Cuando estaba en Murcia, hace un par de años, ya se me ocurrió plantearme llegar a los 30, que no me queda ya mucho (aunque menos le queda a mi amigo Macarena), con unos cuantos kilos menos, no fumador y alguna perrilla en el banco; a estas alturas, creo que lo único que voy a ser capaz de cumplir es lo primero; lo demás, chungo pastel. Quiero decir con esto que no os hagais ilusiones, que uno puede proponerse muchas cosas, pero luego hay que pasar el filtro de la cruda realidad; lo del espejo y todo aquello, vamos.

Aun así, la esperanza es lo último que se pierde, así es que no está de más proponerse cosas; de todas formas, lo único que os voy a contar es que he decidido dedicar 6 o 7 horas semanales a escribir, así es que, si lo cumplo, este año os voy a aburrir de lo lindo. También me había propuesto, esto hace ya algún tiempo, no volver a tocar la política ni meterme con ZP; pero eso lo veo complicado, por no decir imposible.

Y ya por cerrar el año, felicitar a mi amigo Macarena, que en compensación por no haberle tocado el gordo en el sorteo de la Navidad, mañana le caen diez añitos de treintón, jejeje. Vaya día de Año Nuevo que le dio a su pobre madre, oyes.

Bueno, feliz año a todos, abrazos para ellos (sin mucha efusividad) y besos para ellas (con sumo placer, y en algunos casos...).

Camino iluminado por Huichilobos >> 10:10 a. m. :: 0 Recuerdos...

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viernes, diciembre 28, 2007

Otro sonetillo

Perdí aquella vez todo mi derecho
de buscar en ti a mis penas consuelo;
perdió su vida contra el frío suelo
por tranquilizar a mi airado pecho.

Muero despacio al recordar, deshecho,
el día en que intenté abatir mi cielo;
cada vez más lento, desde aquel desvelo,
late un corazón que quedó maltrecho.

Este soneto que en mi ser empalma
nada te pide ni tendrás que darme:
Hay una tormenta dentro de mi alma
que está amenazando con aniquilarme.
Tu puedes hacer que vuelva la calma
si encuentras valor para perdonarme.
Tú, que sabes aderezar con flores
el guiso quemado de mis dolores.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 6:33 a. m. :: 0 Recuerdos...

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lunes, diciembre 24, 2007

El Coche Escoba III

Sucedió hace unos días, cuando salía del trabajo a mediodía para ir a comer. Acababa, pues, de abandonar la oficina para ir a Vinuesa, y estaba en el coche, parado, para no variar, en el primer semáforo que hay en la misma calle de la oficina.

La calle es de dos carriles, y a mi me tocaba el de la derecha para poder después coger la salida de Soria en dirección hacia Burgos; y en esa tesitura, llegó hasta mi altura otro vehículo por el otro carril. Se trataba de un coche blanco, un Mercedes viejo y desvencijado del que bien podría decirse que era de decimoséptima mano por lo menos.

En un primer momento no me di cuenta, puesto que el conductor iba mirando por la ventanilla hacia afuera; pero, al darse la vuelta, pude reconocer a una persona de Vinuesa; quinto mío de la generación del 78 para más señas. Al reconocerlo, miré al resto de los ocupantes del coche, 5 en total, con el resultado de que todos eran caras conocidas de mi pueblo. A uno de ellos, aunque lo conozco, apenas sí lo he tratado, pero a los otros cuatro sí que los conocía bien.

Yo iba con la ventanilla bajada, y el conductor del otro vehículo, cuando me reconoció, hizo lo propio con la ventanilla del pasajero del coche, e intercambiamos unas cuantas frases mientras el semáforo se ponía en verde; entre otras cosas, me invitó a ir a tomar un chismo con ellos, invitación que rechacé fundamentalmente por dos motivos: ellos tenían toda la pinta de estar todavía de juerga desde el día anterior, algo que, si bien he hecho en el pasado, no estoy por la labor de repetir, y, además, aunque en otros tiempos hayan podido encontrarse entre mis relaciones, sobre todo a la hora de salir, eso es algo que también quiero dar por terminado; todo se pega menos la belleza, como ya he dicho con anterioridad.

Y no sé, quizá tenía algo que contarme; de hecho, estoy bastante seguro de que no es precisamente de penas que contar de lo que carecía el individuo en cuestión; pero yo no estaba por la labor, ni creo que lo vuelva a estar nunca.

Mi primer pensamiento cuando vi el coche y a sus ocupantes fue para el refranero: "Dios los cría y ellos se juntan".

El segundo fue el de que aquel viejo Mercedes con más años que la cuesta de la soledad bien podía pasar por un coche escoba: transportaba a gente que, a mi modo de ver, se ha quedado rezagada en la carrera de la vida en muchos sentidos; en algunos casos incluso hasta el extremo de dar más pena que otra cosa. Y, si bien en el pasado yo he hecho altos en mi camino en su compañía, no puedo por menos de congratularme por no haber ido montado en ese coche.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 9:53 a. m. :: 0 Recuerdos...

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viernes, diciembre 21, 2007

El coche escoba II

No sé hasta qué punto estoy o no faltando a la verdad si digo que la vida es como una carrera.

Por una parte, es evidente que no todos salimos a la vez, y también es evidente que, en un sentido literal, todos llegamos a una misma meta independientemente de cómo haya sido nuestra vida: como decía el gran Jorge Manrique, "y llegados son iguales/los que viven por sus manos/e los ricos".

Pero no es menos verdad que, al menos todos los que somos inconformistas, aunque no sea más que un poquito, sí que nos marcamos una meta en función de nuestro propio criterio, y no sólo eso, también tendemos a compararnos con los demás en términos más o menos cuantitativos, a observar una cierta jerarquía, a competir, a admirar, a envidiar, ...

Y también, en muchas ocasiones, nos apoyamos en otros igual que hacen muchos ciclistas cuando están subiendo un puerto, o nos paramos un momento en el arcén a descansar. O elegimos la parte del pelotón en la que queremos estar, si es que somos capaces de seguir el ritmo. O, por último, tiramos la toalla.

En fin, hay muchos aspectos en los que la vida, tomada desde un punto de vista individual, puede perfectamente ser considerada una carrera. Algo así como una cronoescalada; como si al nacer pudiésemos elegir el punto de la etapa al que queremos llegar, y dedicásemos el resto de la vida a intentar alcanzar ese punto, haciendo, o tratando de hacer, en cada momento, aquello que consideramos más útil para alcanzar el objetivo.

O, al menos, así debería ser; quizá lo que falte en la sociedad de la vigésimoprimera centuria sea precisamente eso, el no saber exactamente qué es lo que se quiere, dedicándonos a vagabundear como almas en pena; o quizá esto no sea más que una elucubración mía.

En cualquier caso, lo que sí está claro es que dentro de una misma generación existe, a todos los niveles, una cierta jerarquía, dentro de la cual, hay maneras de ser superiores e inferiores (a nuestro criterio), y que tendemos tanto a juzgar a los demás como a compararnos con ellos en función de esa jerarquía. Y que, en ese sentido, la vida sí es una carrera; al menos con el resto de gente de nuestra generación (no tendría sentido compararse con los de otra generación, ya que la perspectiva histórica no es la misma).

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 11:44 a. m. :: 3 Recuerdos...

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jueves, diciembre 20, 2007

El coche escoba I

Recuerdo cuando la Vuelta Ciclista a España pasó por Vinuesa, hace 6 o 7 años; era una etapa de montaña que comenzaba en Soria, iba por el puerto de Piqueras (uno de los de la red principal que se suelen cortar por la nieve en invierno) hasta Villoslada y luego volvía a entrar en la provincia de Soria para pasar a Vinuesa por el puerto de Santa Inés y de ahí subir a las lagunas de Neila.

Por aquellos entonces, yo era bastante aficionado al ciclismo - lo sigo siendo, aunque con menor intensidad - y, por supuesto, no podía perderme la oportunidad de verlos en directo, así es que me cogí una mountain bike que tenía mi hermano pequeño y que sólo (o casi) usaba yo, y me subí al otro lado del puerto de Santa Inés a verlos.

Normalmente, en las carreras de ciclismo suelen rodar bastante rápido, por lo que deduje que, si quería ver bien la carrera, debía ponerme en algún sitio en el que fuesen a pasar más despacio; por eso elegí un tramo del puerto al otro lado del pueblo por el que pasaban en ascensión y que tiene una pendiente del 12%.

Bueno, así lo hice yo y así lo hicieron muchos lugareños; como es lógico, no era el único en la zona en quien el evento despertaba un cierto interés, aunque sí fui de los pocos en hacer el desplazamiento en bicicleta; quedaba como más apropiado. Algunos, como mi padre, tuvieron hasta suerte (o mala suerte, según se mire) y fueron enfocados por las cámaras de televisión en algún momento.

Otra cosa de aquel día que también recuerdo especialmente es que, en la retransmisión, la televisión pública ofrecía la oportunidad a los municipios por los que transcurría la carrera (imagino que lo seguirán haciendo) de hacerse publicidad; por aquello del turismo y demás. Y que mi pueblo fue el único de toda la comarca que no consintió pagar por salir en la tele. Bien es verdad que Vinuesa se vende solo, pero no creo que hubiese estado de más.

Al final, en torno a mediodía, llegaron los ciclistas; y pasaron como alma que lleva el diablo, con lo que todos mis cálculos sobre el lugar en que tenía que ponerme para verlos quedaron reducidos a añicos en un santiamén: en llano puede que vayan aún más rápido, pero es que ni siquiera en un puerto puede uno disfrutar de una visión prolongada de la carrera. Quizá en alguno de esos puertos sinuosos en que puedes ver grandes longitudes de carretera desde lo alto se pueda hacer, pero cogiendo sólo un tramo concreto de la ruta, no dispones de más de unos segundos por cada corredor.

Por último, llegó el coche escoba, y ahí terminaba la aventura; sólo restaba volver a casa para ver el final de etapa por la tele. Así que, ni corto ni perezoso, me cogí la bicicleta y regresé a Vinuesa siguiendo la estela que antes de mi habían dejado los profesionales del pedal.

El coche escoba es el vehículo que, en las carreras ciclistas, va siguiendo a los corredores por detrás para el caso en que alguno de ellos se vea forzado a abandonar la carrera por algún accidente o desfallecimiento y no pueda ser recogido por su coche de equipo. Es también el que marca los tiempos de descalificación: en las carreras ciclistas hay un tiempo máximo después de que haya llegado el primero durante el cual se puede atravesar la meta; si se supera ese tiempo máximo, el corredor queda descalificado y es obligado a abandonar la carrera. Y, normalmente, el coche escoba va marcando esa distancia respecto a la cabeza del pelotón. Cualquier corredor que ruede por detrás suyo sabe que lo tiene muy difícil para entrar a tiempo. Claro, que cualquier corredor que se vea en esa situación tiene que ir de fuerzas bastante justito.

Ignoro si esta costumbre será también habitual en otro tipo de carreras, como maratones, marchas, y similares; supongo que sí, que también habrá un vehículo para recoger y atender a todos aquellos cuyas condiciones físicas generales o momentáneas les impiden terminar la carrera.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 7:35 a. m. :: 2 Recuerdos...

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sábado, diciembre 15, 2007

Más alto

La especie humana es bastante heterogénea en lo que a la edad se refiere; quiero decir que todas las personas que nos rodean se dividen en diversas franjas de edad, desde mucho más jóvenes hasta mucho más mayores, salvo cuando nosotros somos muy jóvenes o muy mayores. Esto, que puede parecer una obviedad, además, lo es.

El hecho es que, no sé si seré el único que tiene esa sensación, pero normalmente, aquellas personas más mayores que nosotros a las que hemos conocido de pequeños continúan siéndolo toda la vida, incluso aunque el paso del tiempo haga que esa diferencia de edad pase a ser irrelevante. Es como si cuando éramos pequeños nos pareciesen como "más altos", y al hacernos mayores nos siguiesen pareciendo como "más altos". De hecho, es como si no cambiasen con el paso del tiempo.

En mi caso particular, es algo que me sucede con todas aquellas personas de mi entorno a las que he conocido de niño y a las que he ido viendo con cierta frecuencia a lo largo de mi vida; no así con las que conocí entonces pero después perdí de vista, o con las he ido conociendo a partir de cierta edad.

Y esto, que a simple vista parece una chorrada, si se analiza bien, quizá no lo sea tanto.

En los tiempos que corren de las generaciones posteriores a la de los Power Rangers y todo eso, en que el alcance de la palabra de un adulto en la mente de un niño ha quedado reducido, y cada vez en mayor medida, al alcance que pudiera tener el balido de una oveja, pues quizá, para nuestra desgracia (o para nuestra fortuna, según se mire), el hecho en sí no tiene mayor relevancia, pero sí que la tiene para todos los que nos criámos con la n-ésima reposición de Heidi, para los que la palabra de alguien mayor que nosotros era ley.

Y la tiene porque, desde el momento en que se aceptan como guía educativa los patrones de conducta y la forma de pensar de alguien, ese alguien adquiere una cierta influencia en la persona que nosotros terminaremos siendo, para bien o para mal. Ya de por sí nos vemos influenciados en mayor o menor medida por el ambiente en que nos encontramos, pero eso es algo especialmente importante en un niño, y aún más si ese ambiente constituye en mayor o menor grado su guía personal.

La segunda parte es que ese hecho nos confiere (o confería) a todos una cierta responsabilidad en la medida en que nuestras palabras, acciones e incluso modus vivendi influyen en la educación de los que serán la sociedad del futuro, y sobre todo de los que más cerca tenemos, y por eso mismo es difícil de saber si no es por suerte, en lugar de por desgracia, que se haya dado esa pérdida de autoridad de los adultos respecto de los niños visto los patrones sociales que se están imponiendo.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 10:44 a. m. :: 0 Recuerdos...

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Tiermes

Hay veces en que uno se entera del significado de palabras que conocía de toda la vida, pero cuyo origen desconocía bien porque nunca se había imaginado que pudiese haber una historia detrás, bien porque nunca se había interesado por ellas. Tal es el caso de la palabra Termancia.

Es el caso que dicha palabra suele aparecer con cierta frecuencia en artículos y escritos relacionados con Soria, siendo así que incluso hay un bar en la capital soriana que lleva ese nombre, y su origen hay que buscarlo en la existencia de una antigua ciudad celtíbera sita en la parte sudoeste de la provincia, unos 40 kms al sur del Burgo de Osma, y que en la actualidad se conoce como Tiermes.
El poblado se encuentra desierto a día de hoy, e incluso las poblaciones aledañas no constituyen grandes núcleos de población, contándose entre los muchos pueblos de la provincia, y por ende, de la comunidad, que se encuentran inmersos desde hace tiempo en un periodo grave de declive demográfico. No obstante, constituye un importante yacimiento arqueológico.
Lo que sí puede observarse al visitar las ruinas de Tiermes es la evolución de la ciudad; un poco como las edades del hombre.
A diferencia de Numancia, que desaparece bajo el imperio romano, Tiermes abarca varias épocas de la historia, siendo un núcleo importante tanto antes de la llegada de los romanos, como durante el imperio y después. Así, la foto de más arriba muestra un anfiteatro natural excavado en la roca que data de la época celtíbera, mientras que la del centro son las ruinas de lo que fueron las termas romanas y la que acompaña a estas líneas es la ermita románica que, todavía a día de hoy, se erige en la mismísima entrada del yacimiento.
La ciudad entró en declive durante el periodo de la reconquista, ya que hubo otros núcleos estratégicos más importantes durante la lucha, como es el caso de Caracena, quedando deshabitada ya en aquella época, y siendo objeto de múltiples saqueos de buscadores de tesoros durante las centurias subsiguientes. En la actualidad, el único síntoma de modernismo son los molinos de viento que adornan la sierra a cuyo pie se encuentran las ruinas de lo que fuese un importante núcleo de población.

Lo que yo encontré más llamativo durante mi visita a las ruinas fueron las dimensiones que tenían los distintos objetos: las puertas de las casas, las espadas que se conservan en el museo, etc. Nuestros antepasados eran muchísimo más pequeños que nosotros; cualquiera de las espadas que allí hay es más pequeña que cualquier cuchillo jamonero actual.

Pese a todo, lo que tampoco puede dejar de admirarse es el inmenso trabajo realizado en la piedra por aquellos seres diminutos que nos precedieron. Los distintos cuartos de muchas casas, el anfiteatro que puede verse en la foto de más arriba o el tunel de 140 m de longitud que daba servicio al acueducto, así como las cuatro troneras que empleaban para subir y bajar, dan buena fe de ello.

Si por alguna casualidad os diera por ir a visitar las ruinas, algo que recomiendo, el paseo por el túnel de servicio de acueducto es algo que uno no se debe de perder. En un primer momento impresiona sobremanera la oscuridad reinante, pero es un paseo que merece la pena entre claro y claro de luz bajo alguna de las troneras.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 10:22 a. m. :: 0 Recuerdos...

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miércoles, diciembre 12, 2007

Dudilla

Al abordar el problema
de mostrar cómo me ganas,
se me plantea el dilema
de saber si este poema
también me va a salir rana.

Camino iluminado por Huichilobos >> 12:00 p. m. :: 0 Recuerdos...

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sábado, diciembre 01, 2007

A mi Vinuesa natal

En tus aguas he regado
las flores de mi niñez,
y volviendo hacia el pasado,
ellas calman hoy mi sed.

En tus días he vestido
de luces mi oscuridad,
llenando con tus sonidos
mis ratos de soledad.

Tus campos respiran paz,
en ellos no pisa el tiempo.
¡Y no son sino el hogar
que acogió mi nacimiento!

Y pienso, oyendo tu nombre,
que tu conservas mi ayer,
que sabes, aunque me asombre,
mucho acerca de mi ser.

¡Biblioteca del pasado
que dictó mi porvenir!.
Aunque mucho hemos cambiado,
no dejes agua venir
que apague el fuego sagrado
que me quema junto a ti.

A la sombra de los pinos,
allí es donde nací yo;
¡que a la sombra de los pinos
descanse mi corazón!

En tu atmósfera he llenado
de momentos mis pulmones;
hoy rebosa aire cargado
de olvidadas sensaciones.

En tus noches he podido
soñar con un yo futuro,
que aunque no viva contigo,
te lleve en estado puro.

Nostalgia en tus calles siento,
por ellas mi vida pasa.
¡Y son sólo los cimientos
donde edifiqué mi casa!

Comadrona, oir tu nombre,
tu que me viste nacer ...
¡Qué acertado estuvo el hombre
que quiso hacerte mujer!

Y aunque alrededor del eje
cien mil vueltas dé la noria
y lejos llevar me deje,
no consienta mi memoria
que olvide que, aunque me queje,
formo parte de tu historia.

A la sombra de los pinos
nunca me faltó alimento;
¡que la sombra de los pinos
guarde mi postrer aliento!

Un Saludo

Camino iluminado por Huichilobos >> 7:33 a. m. :: 0 Recuerdos...

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