AztecWorld

lunes, marzo 31, 2014

Reflexiones Varias

Este último fin de semana, paseando por las calles de Donosti, me ha dado por darme cuenta de que a mediados de Septiembre hará 18 años que emigré de mi Vinuesa natal; es decir, más de media vida. Y, como tantas otras veces, me ha dado también por fijarme en todo lo que ha cambiado la ciudad en estos 18 años.


En realidad, no ha cambiado sólo la ciudad; ha cambiado todo. Hace 18 años, cuando era un mozalbete de poco más de 17 con unas ganas enormes de comerme el mundo, España funcionaba en pesetas, y con 5.000 pesetas pasabas un fin de semana y te sobraba dinero; hoy, con 30€, te da vergüenza salir de casa. Los tipos de interés al consumo frisaban el 13,5%, y habían llegado a estar por encima del 20%; hoy, los más altos, andan rondando el 10%, y eso que estamos en una etapa de contracción crediticia.

El que tenía un ordenador en casa era un privilegiado, mientras que hoy es un pringado el que no lo tiene, no ya en casa, sino en el teléfono. Que, por cierto, todavía no había móviles. El 99,9% de lo que escribía entonces se ha perdido porque los cuadernos en que lo hacía sólo Dios sabe donde están (y mejor: seguro que hoy me daría vergüenza leerlo). El 99,9% de lo que escribimos hoy, incluso sin ánimo de que quede registrado en parte alguna, permanece accesible al menos un tiempo.

Y volviendo a San Sebastián: ya en los dos primeros años, donde sólo había una inmensa pradera, en Benta Berri, si izaron de golpe bloques enteros de pisos, al igual que sucediese, años después, con las marismas de Riberas de Loyola. Donde había un monte apareció, de repente, una plaza de toros y una zona de ocio que ha tenido tiempo no sólo de alcanzar el cénit: también de casi extinguirse. Donde sólo había una variante hay hoy tres cinturones. Y, como los anteriores, tantos y tantos otros cambios que se han ido produciendo a lo largo de todos estos años en cada barrio concreto y en toda la ciudad en su conjunto. Y de todo el país.

Hoy en día nos estamos muriendo de sobreendeudamiento; en el caso de España, fundamentalmente privado, si bien buena parte se ha transferido y se sigue transfiriendo al sector público. Pero, volviendo la vista atrás, cabe darse cuenta de que, aún cuando una parte de ese endeudamiento que hoy estamos pagando se lo haya llevado el demonio en forma de obras inútiles y latrocinios políticos, también hay una buena parte del mismo, la mayor, que ha ido a parar a levantar cosas que hoy están ahí y nos hacen la vida más fácil.

Supongo que la vida siempre ha sido así, y que todas las generaciones anteriores, en algún momento de sus vidas, inventariaron sus logros y trataron de reducir a la mínima expresión el resultado de sus errores. Pero no puedo por menos que preguntarme si los hoy mozalbetes de 17 años y pico con unas ansias enormes por comerse el mundo, al volver la vista atrás dentro de 18 años, podrán decir que su mundo ha cambiado tanto y tan a mejor como a mí me parece que ha cambiado el mío. Porque la intuición me dice que, aunque sólo sea en ese sentido, puedo considerarme un privilegiado.

Camino iluminado por Huichilobos >> 5:04 p. m. :: 0 Recuerdos...

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