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sábado, octubre 04, 2008

La Crisis Económica V

¿Falla la ley de la oferta y la demanda?.

Recordando: La ley de la oferta y la demanda afirma que, en un mercado dado de un bien cualquiera, el precio que termina alcanzando dicho bien, siempre que no haya restricciones externas ni a la oferta ni a la demanda, se ajusta al precio en que se iguala el número de oferentes que están dispuestos a vender a ese precio con el número de demandantes que están dispuestos a comprar a dicho precio, de modo que tanto los demandantes que estaban dispuestos a pagar más como los oferentes que estaban dispuestos a vender por menos salen ganando, y son los que finalmente, en un momento dado, constituye el conjunto de actores del mercado de ese bien.

Lógicamente, cualquier oferente va a estar dispuesto a vender a un precio mayor, y cualquier demandante va a estar dispuesto a comprar a un precio menor, por lo que cuando hay factores externos que influyen en el precio del bien, el mercado se ensancha o se estrecha en función del sentido de la variación introducida en el precio.

Pues bien, hay casos en los que esto no es rigurosamente cierto. Por ejemplo, en el mercado de alquiler de viviendas, hay propietarios que dan prioridad a la fiabilidad del futuro inquilino (en pocas palabras, a que el inmueble sea bien tratado) que a la renta que vaya a percibir. Y eso mismo pasa también con los propietarios de parcelas forestales u otros bienes que salen a subasta: la certidumbre de que el bien en cuestión va a ser bien tratado puede pesar por encima del precio que podría alcanzar en el mercado, de modo que puede darse el caso de que, supuesto que el bien se subastase, no ganase la mejor oferta en precio.

Estas "restricciones" a la ley, en realidad, no son tales. Sólo inducen a pensar que, en determinados mercados, no es la variable precio la que se ajusta, sino una combinación de variables.

Sin embargo, existe un caso en que, a priori, puede pensarse que la ley falla per se, y es el del sector bancario. Aquí también existen otra variable además del precio (tipo de interés), y es el riesgo potencial de la operación: un banco no ofrece una misma cantidad de capital a crédito a unos clientes que a otros, ni en las mismas condiciones; siempre prestará el dinero más gustoso a alguien que sepa que lo va a devolver que a alguien de quien tenga dudas.

Haciéndose caso de la ley de la oferta y la demanda, cuando los tipos de interés están altos, los bancos deberían prestar dinero más gustosamente. Sin embargo, no es así, y no lo es por la sencilla razón de que con un capital prestado menor que si los tipos fueran más bajos, el banco alcanza el volumen de negocio deseado, y no tiene ninguna necesidad de incurrir en más riesgos. Y lo mismo es válido en la dirección contraria: a tipos de interés bajos, el banco necesita prestar una cantidad mayor de capital para alcanzar un mismo volumen de negocio, por lo que tiene que incurrir en más riesgos.

¿Fallo de la ley de la oferta y la demanda?; no. En realidad, es muy sencillo. Una bajada de los tipos de interés, haciéndose caso de la ley de la oferta y la demanda, supondría un estrechamiento del mercado porque habría menos oferentes dispuestos a vender. En otras palabras, parte de los actores del mercado tienen que desaparecer. La explicación de esto es que el oferente debe sacar, como mínimo, un beneficio que le permita cubrir sus costes de estructura, y si no lo puede sacar, el mercado deja de ser interesante para él, y desaparece. O se fusiona con otro, que también puede darse.

Pero claro, la bajada de tipos, vista del lado de la demanda, es justo al revés: la cantidad de demandantes de dinero dispuestos a comprar es mayor. Y, desde el lado de la oferta, existe una segunda variable que entra en juego: el riesgo. Cualquier banco de los que sobrarían en el mercado al bajar los tipos estará dispuesto a asumir más riesgos en los créditos que conceda, si eso le permite evitar su desaparición. Y eso es posible porque los clientes potenciales existen; el problema radica en que, claro, un crédito no es un bien que se compra, se vende y ya, sino que tiene un discurrir temporal. Y claro, los tipos pueden volver a subir; y entonces, puede que muchos de los demandantes que se metieron no puedan seguir pagando.

En conclusión, los bajos tipos de interés de los últimos años, establecidos por los bancos centrales, también han jugado un papel importante en esta crisis; papel que, por otro lado, era previsible. Y la lección a extraer es la de que, dado el carácter especial del bien "préstamo", los tipos de interés no pueden bajar por debajo de un umbral mínimo.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 8:39 a. m. :: 0 Recuerdos...

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