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lunes, octubre 29, 2007

Economía del hidrógeno y cambio climático

y 2.- Reduciendo las emisiones industriales al conseguir un mejor aprovechamiento de la energía producida: para la producción de hidrógeno es necesario seguir contando con los métodos de producción de energía conocidos, pero su capacidad para erigirse en un almacén energético conlleva la posibilidad de adaptarse a la demanda de forma, que con una potencia eléctrica instalada total menor, se pueda garantizar un mismo suministro.

Las centrales de producción de energía a día de hoy se clasifican en gestionables y no gestionables en función de que su funcionamiento dependa del hombre en exclusividad o también dependa de otros factores (los molinos de viento sólo funcionan cuando el viento es superior a un mínimo e inferior a un máximo, por lo que son no gestionables). A su vez, las gestionables pueden ser regulables y no regulables en función de que su producción pueda variarse con mayor o menor facilidad (las centrales nucleares son no regulables: tienen que trabajar siempre al 100%; las de gas son regulables, ya que pueden funcionar con cargas inferiores a la nominal). Incluso en el caso de las centrales regulables, esta regulación tiene un mínimo, marcado tanto por el rendimiento de los elementos que la componen (en especial las turbinas) como por el hecho de que no se puede parar la planta porque la arrancada posterior supone un coste elevado.

Si se tiene en cuenta que en torno al 75% de la producción energética actual procede de fuentes de energía cuya producción es más o menos fija a lo largo del día y del año, la conclusión es que durante los periodos en que la demanda es muy baja, como, por ejemplo, durante la noche, gran parte de esa producción se está desperdiciando. Y, en el caso particular de España, la potencia instalada total no es suficiente para asegurar la autosuficiencia en las horas de máxima demanda (hay que importar electricidad de Francia en esos momentos).

La economía del hidrógeno permitirá solucionar este problema, ya que la producción en horas de baja demanda puede emplearse en producir hidrógeno, que después puede ser devuelto en las horas punta. Esto quiere decir que, si para asegurar el suministro, ahora hay que disponer de plantas de producción por una potencia igual a la que se consume en hora punta, después se podrá asegurar ese mismo suministro con una potencia instalada menor (de hecho, bastante menor, ya que el salto de consumo entre las horas punta y las horas valle es bastante acusado, siendo la duración de estas últimas muy superior a la de aquellas).

En otras palabras, se podrán cerrar centrales (en realidad, esto no es seguro, dado que la producción energética tendrá que abastecer no sólo a la producción eléctrica, sino también al transporte y, muy probablemente, a la electrónica).

Por lo tanto, la economía del hidrógeno puede jugar un papel muy importante (mucho más que las energías renovables) en el cumplimiento de los compromisos del protocolo de Kyoto, evitando en la medida de lo posible las sanciones correspondientes. El ideal, a día de hoy, sería una combinación entre la economía del hidrógeno y la producción energética vía nuclear.

Un Saludo

Camino iluminado por Huichilobos >> 10:24 a. m. :: 0 Recuerdos...

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