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domingo, octubre 28, 2007

Economía del Hidrógeno y Cambio Climático

Parece ser que no está muy claro lo de que realmente tengamos la culpa del cambio climático ese en el que está inmerso el planeta de un tiempo a esta parte. De hecho, parece ser que muchas de las catástrofes vaticinadas por algunos y que se imputan a dicho cambio climático ni siquiera está demostrado que realmente se estén produciendo, y mucho menos que sean imputables a dicho factor. Lo único que sí parece estar demostrado es que la temperatura media del planeta está subiendo de forma gradual.

Cosa esta que, por otra parte, no debería ser de suyo sorprendente cuando la Tierra lleva toda su santa existencia en una continua evolución hacia un equilibrio que, probablemente, jamás termine de alcanzar. Una evolución con sus idas y venidas, claro está.

Al margen de lo anterior, lo que sí está demostrado es que determinados gases provocan un efecto pantalla en la atmósfera que hace que los rayos del sol puedan entrar, pero no puedan salir. Mejor dicho, una cierta proporción de los rayos del sol no puedan salir. Y el que esa proporción sea mayor o menor depende de la concentración de dichos gases que haya en la atmósfera.

Y parece ser que también está demostrado que el aumento de la temperatura de la tierra se debe, precisamente, al aumento de la concentración de dichos gases que, por otra parte, son emitidos a la atmósfera tanto por la acción del ser humano como por la propia naturaleza. Si la proporción de las emisiones humanas es importante o no en comparación con la proporción de las emisiones naturales es irrelevante para esta discusión, así como lo es también la bondad o maldad del hecho de que la temperatura de la Tierra aumente.

Aquí lo relevante es que el protocolo de Kyoto ya está firmado, que, según el mismo, todos los países firmantes se comprometen a alcanzar unos objetivos determinas de emisiones de CO2, que aquellos países que no los cumplieren habrán de pagar fuertes sanciones internacionales, y que nos encontramos muy lejos de cumplir los que nosotros mismos nos hemos marcado.

¿En qué medida puede la economía del hidrógeno ayudar a conseguir esos objetivos?. Fundamentalmente, de dos maneras:

1.- Reduciendo las emisiones debidas al transporte de mercancías y personas: uno de los grandes frentes de desarrollo de la economía del hidrógeno es precisamente este, consistente en la sustitución de los medios de locomoción actuales por vehículos que funcionen bien con motores de combustión de hidrógeno, bien con vehículos que lo hagan por medio de un motor eléctrico, una pila de combustible y un depósito de hidrógeno a presión.

Este hecho implica que las actuales inversiones que se están realizando en el desarrollo de biocarburantes son obsoletas ya desde su origen, ya que no reducen emisiones y, si bien disminuyen la demanda de petróleo, es imposible que por sí solos sean capaces de asegurar la demanda actual de combustibles. Además, son hasta 3 veces más caros de producir que los derivados del petróleo, provocan subidas de precios en productos básicos como el pan y la leche y se obtienen a partir de materias primas de las que, a medio plazo, también se podrá obtener hidrógeno (tendrán que competir con él).

To be Continued

Camino iluminado por Huichilobos >> 7:20 a. m. :: 0 Recuerdos...

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