AztecWorld

lunes, diciembre 24, 2007

El Coche Escoba III

Sucedió hace unos días, cuando salía del trabajo a mediodía para ir a comer. Acababa, pues, de abandonar la oficina para ir a Vinuesa, y estaba en el coche, parado, para no variar, en el primer semáforo que hay en la misma calle de la oficina.

La calle es de dos carriles, y a mi me tocaba el de la derecha para poder después coger la salida de Soria en dirección hacia Burgos; y en esa tesitura, llegó hasta mi altura otro vehículo por el otro carril. Se trataba de un coche blanco, un Mercedes viejo y desvencijado del que bien podría decirse que era de decimoséptima mano por lo menos.

En un primer momento no me di cuenta, puesto que el conductor iba mirando por la ventanilla hacia afuera; pero, al darse la vuelta, pude reconocer a una persona de Vinuesa; quinto mío de la generación del 78 para más señas. Al reconocerlo, miré al resto de los ocupantes del coche, 5 en total, con el resultado de que todos eran caras conocidas de mi pueblo. A uno de ellos, aunque lo conozco, apenas sí lo he tratado, pero a los otros cuatro sí que los conocía bien.

Yo iba con la ventanilla bajada, y el conductor del otro vehículo, cuando me reconoció, hizo lo propio con la ventanilla del pasajero del coche, e intercambiamos unas cuantas frases mientras el semáforo se ponía en verde; entre otras cosas, me invitó a ir a tomar un chismo con ellos, invitación que rechacé fundamentalmente por dos motivos: ellos tenían toda la pinta de estar todavía de juerga desde el día anterior, algo que, si bien he hecho en el pasado, no estoy por la labor de repetir, y, además, aunque en otros tiempos hayan podido encontrarse entre mis relaciones, sobre todo a la hora de salir, eso es algo que también quiero dar por terminado; todo se pega menos la belleza, como ya he dicho con anterioridad.

Y no sé, quizá tenía algo que contarme; de hecho, estoy bastante seguro de que no es precisamente de penas que contar de lo que carecía el individuo en cuestión; pero yo no estaba por la labor, ni creo que lo vuelva a estar nunca.

Mi primer pensamiento cuando vi el coche y a sus ocupantes fue para el refranero: "Dios los cría y ellos se juntan".

El segundo fue el de que aquel viejo Mercedes con más años que la cuesta de la soledad bien podía pasar por un coche escoba: transportaba a gente que, a mi modo de ver, se ha quedado rezagada en la carrera de la vida en muchos sentidos; en algunos casos incluso hasta el extremo de dar más pena que otra cosa. Y, si bien en el pasado yo he hecho altos en mi camino en su compañía, no puedo por menos de congratularme por no haber ido montado en ese coche.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 9:53 a. m. :: 0 Recuerdos...

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