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sábado, diciembre 15, 2007

Tiermes

Hay veces en que uno se entera del significado de palabras que conocía de toda la vida, pero cuyo origen desconocía bien porque nunca se había imaginado que pudiese haber una historia detrás, bien porque nunca se había interesado por ellas. Tal es el caso de la palabra Termancia.

Es el caso que dicha palabra suele aparecer con cierta frecuencia en artículos y escritos relacionados con Soria, siendo así que incluso hay un bar en la capital soriana que lleva ese nombre, y su origen hay que buscarlo en la existencia de una antigua ciudad celtíbera sita en la parte sudoeste de la provincia, unos 40 kms al sur del Burgo de Osma, y que en la actualidad se conoce como Tiermes.
El poblado se encuentra desierto a día de hoy, e incluso las poblaciones aledañas no constituyen grandes núcleos de población, contándose entre los muchos pueblos de la provincia, y por ende, de la comunidad, que se encuentran inmersos desde hace tiempo en un periodo grave de declive demográfico. No obstante, constituye un importante yacimiento arqueológico.
Lo que sí puede observarse al visitar las ruinas de Tiermes es la evolución de la ciudad; un poco como las edades del hombre.
A diferencia de Numancia, que desaparece bajo el imperio romano, Tiermes abarca varias épocas de la historia, siendo un núcleo importante tanto antes de la llegada de los romanos, como durante el imperio y después. Así, la foto de más arriba muestra un anfiteatro natural excavado en la roca que data de la época celtíbera, mientras que la del centro son las ruinas de lo que fueron las termas romanas y la que acompaña a estas líneas es la ermita románica que, todavía a día de hoy, se erige en la mismísima entrada del yacimiento.
La ciudad entró en declive durante el periodo de la reconquista, ya que hubo otros núcleos estratégicos más importantes durante la lucha, como es el caso de Caracena, quedando deshabitada ya en aquella época, y siendo objeto de múltiples saqueos de buscadores de tesoros durante las centurias subsiguientes. En la actualidad, el único síntoma de modernismo son los molinos de viento que adornan la sierra a cuyo pie se encuentran las ruinas de lo que fuese un importante núcleo de población.

Lo que yo encontré más llamativo durante mi visita a las ruinas fueron las dimensiones que tenían los distintos objetos: las puertas de las casas, las espadas que se conservan en el museo, etc. Nuestros antepasados eran muchísimo más pequeños que nosotros; cualquiera de las espadas que allí hay es más pequeña que cualquier cuchillo jamonero actual.

Pese a todo, lo que tampoco puede dejar de admirarse es el inmenso trabajo realizado en la piedra por aquellos seres diminutos que nos precedieron. Los distintos cuartos de muchas casas, el anfiteatro que puede verse en la foto de más arriba o el tunel de 140 m de longitud que daba servicio al acueducto, así como las cuatro troneras que empleaban para subir y bajar, dan buena fe de ello.

Si por alguna casualidad os diera por ir a visitar las ruinas, algo que recomiendo, el paseo por el túnel de servicio de acueducto es algo que uno no se debe de perder. En un primer momento impresiona sobremanera la oscuridad reinante, pero es un paseo que merece la pena entre claro y claro de luz bajo alguna de las troneras.

Un Saludo.

Camino iluminado por Huichilobos >> 10:22 a. m. :: 0 Recuerdos...

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