AztecWorld

lunes, junio 12, 2006

AztecWorld I: Aztlan

Me van a perdonar que hoy no prosiga con el tema candente del terrorismo; si todo va bien a lo largo de esta semana, el miércoles publicaré el poema que escribí en relación con el 11-M y el domingo cerraré el tema con el que tengo dedicado a mi amiga balear, víctima a su vez del terrorismo tanto en sus propias carnes como en las de su familia.

Hoy quería dedicar el post a aclarar algunos aspectos del blog.

En primer lugar, tanto el blog como su propietario llevan nombre azteca porque el susodicho es muy aficionado a dicha civilización desde que leyese el best-seller "azteca", de Gary Jennings.

La cuestión es que anteriormente empleaba el pseudónimo Nezahualcoyotl para los concursos literarios en que me presentaba, pero a la hora de crear una cuenta de correo electrónico, dicho nick estaba ya cogido, puesto que, aparte de ser una de las figuras aztecas más conocidas (legendario y longevo rey de Texcoco, poeta de quien se conservan versos y cofundador de la triple alianza), sigue siendo un barrio de Mexico D.F. Así es que, como no quería añadir numeraciones, decidí buscarme otro más rebuscado. Y opté por huitzilopotzli, literalmente "colibrí zurdo", que era el Dios del sol de los Toltecas y a quien los aztecas rescataron como Dios de la guerra. De ahí el título "historias de un Dios azteca".

El nombre del blog, Cem-Anahuac, es bastante pretencioso, puesto que quiere decir "el único mundo". Era la expresión que ellos utilizaban para referirse a toda la extensión de terreno conocido y que suponían como única habitada. Así, el emperador de Tenochtitlan era el cem-anahuac uey tlatoani. Podría haber cogido "Aztlan" cuando creé el blog (Aztlan era el lugar de origen de todas las civilizaciones que acabaron asentándose en el valle de Anahuac), pero se me ocurrió primero esa otra.

Por último, la foto es una elección de mi amiga y co-administradora Pasota, que pasa de todo menos de curso, y hace referencia a la leyenda del Popocatepetl y el Ixtacciuatl, que son las montañas que dominaban la antigua Tenochtitlan y actual Mexico D.F. Creo que es mejor que la leyenda la cuente ella, así que se lo propondré.

Con esto yo creo que queda todo más o menos claro y ya se sabe el origen de todos los rincones de este blog.

Un Saludo.

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Hace cientos de años, en época del Imperio Azteca, ocurrió una preciosa historia de amor, pero como las buenas, con un trágico final.

Existía entonces una princesa, de nombre Iztaccihuatl ("bella mujer" en lengua nahuatl). Todos los jóvenes de la región admiraban su belleza y la pretendían, pero en especial uno, de nombre Popocatepetl, un campesino que, por amor, se convirtió en el más famoso de los guerreros para así tratar de conseguir los favores de la bella dama.

Ella le correspondió en su amor, y decidió entonces Popocatepetl que era hora de pedir la mano de su amada para ser felices el resto de sus vidas, pero el ambicioso padre de la princesa, quien tenía otros planes para su hija con otro príncipe más poderoso, le exigió una prueba de valor, que le trajera la cabeza del más feroz de sus enemigos. Popocatepetl no se lo pensó: fue a la guerra, una guerra cruenta de varios años de lucha, pero, finalmente, regresó triunfante soñando con su amada, con casarse con ella...

Pero durante los largos años de ausencia, otro príncipe, igualmente enamorado de Iztaccihuatl, la había engañado, diciéndola que su amado había muerto, y consiguiendo, por pura desesperación y presiones del ambicioso padre de la muchacha, que finalmente se casara con él.

Cuando la pobre princesa supo del regreso de su amado, no soportó el dolor de pensar que había sido de otro, que la habían hecho traicionar su amor bajo el engaño, y en lugar de correr a abrazar a Popocatepetl, huyó de su lado.

Alguien dijo al furibundo guerrero el engaño al que habían sometido a su amada, y que ella le seguía queriendo... y Popocatepetl salió corriendo en busca del ya marido de su amada, con el fin de matarle por haberle robado lo que era suyo. Se encontraron, y tras varios días de lucha, al fin, Popocatepetl venció, derramó la sangre del traidor por los confines del Anahuac, y salió corriendo en busca de Iztaccihuatl para decirle que por fin podrían unirse...

Llegó a ella, estaba recostada en el suelo... él pensó que dormía, pero, al ir acercándose, descubrió la terrible realidad: su amada, no había podido soportar el dolor de sentir que había traicionado a su amor, y había dejado ir su vida...

El guerrero, la recostó sobre la tierra, encendió un fuego, y se sentó a su lado, a velar sus sueños por toda la eternidad.

Es así como, lo que no pudo ser en vida, la unión de Popocatepetl e Iztaccihuatl, se consiguió en muerte, y los amantes permanecen unidos desde hace cientos de años, y así permanecerán por toda la eternidad. De vez en cuando, Popocatepetl demuestra su dolor expulsando bocanadas de humo, entristeciendo a toda la Ciudad de México, mientras que Iztaccihuatl tan sólo duerme.







Leyenda de los Volcanes


Iztaccihuatl, hace ya miles de años,
fue la princesa más parecida a una flor,
que de la tribu de los viejos caciques
del Capitan más gentil se enamoró.

El padre augustamente abrió los labios
y díjole al capitan seductor,
que si tomaba un día la cabeza del cacique enemigo,
en su vara y lanzón,
encontraría preparados,
a un mismo tiempo
el festín de su triunfo
y el lecho de su amor.

Y Popocatepetl fue a la guerra
con esta esperanza en el corazón
domó la rebeldía de las selvas obstinadas
el motín de los riscos contra su paso vencedor,

La osadia despeñada de los torrentes,
y la acechanza de los pantanos en traición;
y contra cientos y cientos de soldados,
años y años gallardamente combatió.

Al fín tornó a la tribu,
y la cabeza del Cacique enemigo
sangraba en su lanzón.

Halló el festín del triunfo preparado,
pero no asi el lecho de su amor;
en vez de lecho encontro el tumulo

En que su novia,
dormida bajo el sol esperaba
en su frente el beso póstumo de la boca
que nunca en vida la besó.

Y Popocatepetl quebró en sus rodillas
el haz de las flechas;
y, en una sorda voz conjuró
las sombras de sus antepasados
contra las crueldades de su impasible Dios.

Era la vida suya, muy suya,
porque contra la muerte la ganó;
tenía la riqueza; el poderío;
pero no tenía el amor...

Entonces, hizo que veinte mil esclavos
alzaran un gran túmulo ante el sol:
amontonó diez cumbres en una escalinata
como de alucinación:

Tomó en sus brazos a la mujer amada;
y el mismo sobre el túmulo la colocó;
luego encendió una antorcha, Y,
para siempre quedó en pie
Alumbrando el sarcófago de su dolor.

Duerme en paz, Iztaccihuatl;
nunca los tiempos borraran los perfiles
de tu casta expresión.

Vela en paz, Popocatepetl;
nunca los huracanes apagaran
tu antorcha eterna de amor.

Camino iluminado por Huichilobos >> 3:10 p. m. :: 0 Recuerdos...

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