Yo no sé como explicarte
que al estar en tu presencia
tan sólo pienso en llevarte
donde no llegue la ciencia,
donde no existan más leyes
que las que tu y yo escribamos,
ni más príncipes ni reyes
que tus ojos y mis manos.
que al describir tu figura,
para poder definirte
no existe escritura alguna;
no se explica con palabras
todo el bien que ella me hace,
y no pasan de macabras
las que a mí más me complacen.
sabedora de este don,
que es el compartir la suerte
de hacer nuestra religión
la de un bondadoso Dios
que, con brillar por su ausencia,
permita que nuestro amor
pase a ser más que apariencia.
que esa tu fisonomía
desparrama, al desnudarte,
litros de filosofía,
y que este pobre ignorante
que a tu saber se ha rendido
no dejó un interrogante
contigo no respondido.
Yo no sé como advertirte
que toda la matemática
que empleas para vestirte
me resulta horrible práctica.
Al sumar que de tu esencia
me gusta su sencillez
con toda esa incongruencia,
¿no es mejor la desnudez?.
Yo no sé como exponerte
que aun cuando me vengo abajo
no es otra cosa el quererte
que bien pagado trabajo.
Un oficio conocido
porque se hereda al nacer,
que aun con semblante abatido
es todo un lujo ejercer.
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